miércoles, 19 de enero de 2011

Novaro


Echa de menos los nervios que sentía cuando sabía que te iba a ver, a pesar de que eras tú, ¿cómo podía ponerse nerviosa? Echa de menos el que la paralizara estar contigo, que apenas la dejara hablar con libertad, sin saber por qué. Echa de menos que a ti te ocurriera exactamente igual.

Todavía hoy, a veces, cuando habláis, vuelves a ser tú otra vez, vuelven de repente los viejos tiempos. Apenas duran unos instantes. Pero los dos sabéis lo que está ocurriendo.

Te echa de menos. Y yo también te echo de menos.