miércoles, 29 de septiembre de 2010

Estado de Derecho



Hoy ha sido jornada de huelga general en España. La causa: la reforma laboral aprobada por el Congreso hace unas semanas.

La reforma laboral consiste, principalmente, en un abaratamiento del despido, reduciéndose la indemnización por despido. Además, se incluye como una de las causas para el despido objetivo por razones económicas que la empresa pueda despedir a un trabajador no sólo cuándo tenga pérdidas sino cuándo prevea tenerlas o tenga una persistente caída de ingresos. ¿Cuándo prevean tener beneficios bonificarán a los trabajadores?

Lo más gracioso del asunto es que el proyecto de ley ha sido presentado por un gobierno socialista que dice proteger los derechos de los trabajadores. Los derechos sociales por los que se ha luchado desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX se están viendo reducidos por una crisis que a quienes más afecta es, precisamente, a los trabajadores.

Quizá la huelga promovida por los sindicatos de clase no haya sido convocada en el momento más oportuno, al haberse ya aprobado la Ley. Sin embargo, ¿es mejor quedarse callado viendo como restringen nuestros derechos? Los sindicatos en España trabajan al servicio del poder, pero que esto sea así ¿nos permite escondernos detrás de esa idea para no ir a la huelga? ¿nos permite criticar los salarios de los sindicalistas sin hacer nosotros nada? Que el pequeño empresario, más afectado por la crisis, pierda dinero por cerrar un día ¿le permite quedarse de brazos cruzados viendo como su Gobierno restringe los derechos de sus trabajadores? Mientras cada uno sigamos buscando nuestro interés individual no conseguiremos nada.

España es una joven democracia que asiste impávida a la restricción de sus derechos sociales y a la progresiva destrucción del Estado de Bienestar, con la excusa de la adaptación a Europa y las medidas para afrontar la crisis. Una Europa creada a medida de Francia y Alemania que, a su vez, asiste impávida a la expulsión por parte del gobierno francés de ¡ciudadanos europeos!

Quizá alguien debería explicarle a la Unión Europea y a los gobiernos de todos sus países que la parte débil de una relación de trabajo es siempre el trabajador, y por tanto es a éste a quien hay que otorgar una mayor protección desde el Derecho. Que los nacionales de Rumanía tienen la ciudadanía europea desde que éste se incorporara a la Unión el 1 de enero de 2007, y son titulares, por tanto, del derecho a la libre circulación por todo el territorio de la Unión, Francia incluida.

Los sindicatos, por su parte, se dedican a coaccionar y ejercer la violencia sobre aquellos trabajadores a los que dicen defender y respresentar.

Quizá alguien debería recordarnos que tenemos que luchar por nuestros derechos. La huelga siempre supone perjuicios, porque es una medida de presión que si fuera inocua no tendría razón de ser pero, ¿acaso no hay que luchar por que se modifiquen aquellas leyes que nos perjudican? ¿No se ha de denunciar la actuación de Sarkozy con respecto a los ciudadanos rumanos sean éstos gitanos o no y su deleznable intervención en el Consejo Europeo?

Seamos consecuentes con la libertad y el Estado de Derecho por el que tanto tiempo hemos luchado, asumamos sus responsabilidades y desterremos el conformismo de una vez por todas.



Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,guardé silencio,
porque yo no era comunista,
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

(Martin Niemöller)




martes, 28 de septiembre de 2010

Septiembre



Estabas en la parada del autobús. Era principios de septiembre, sin embargo en tu ciudad ya refrescaba. La calle estaba llena de gente y yo distraída hablaba con mi compañera. De repente te ví, de espaldas, eras tú sin dudarlo. No te conocía apenas. Quizá correr a saludarte fuera demasiado. Quizá te asustases. Miré el reloj. Me quedé parada en la calle dudando. El mundo se detuvo por unos instantes. Lo necesario para que llegara el bus municipal y me hiciera tomar la decisión de seguir mi camino.


Fue casi una premonición. Desde ese octubre siempre que apareces el mundo se detiene, me hace dudar. Pero ahora ya no sigo mi camino