martes, 16 de noviembre de 2010

Miedo

No le valía de nada lamentarse por lo sucedido en el pasado. La mayor parte de las cosas ni siquiera habían dependido de ella. Pero hubo un tiempo en que se había imaginado una vida en la que era posible por fin romper con todo, alejarse de él para mantenerle en la memoria como un bonito recuerdo. Irse lejos. Y ahora se daba cuenta de que quizá eso no había hecho más que acercarles.
Quizá, al fin y al cabo, no era tan malo. Algo de bueno tenía que tener el no poder parar de llorar como único modo de sacar de dentro todo lo que sentía por él. Quizá.

Después de meses encadenados había llegado el momento de desprenderse poco a poco. De tratar de encontrar un tiempo para cada uno que no fuera con el otro. De ver como iban las cosas sin dependencia. Julia sabía que podía romperse la magia, volverse todo común, podían perderse. Quizá había llegado ese momento.

El miedo había llegado para quedarse


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