sábado, 18 de abril de 2009

Slowly

Olía a cocina de carbón y a muebles viejos. Estaba situada en un humilde barrio de pescadores. El salitre impregnaba los rincones con solo abrir la ventana.

Dio un paso y abrió la puerta de la izquierda, al lado de unos percheros y una mesita para el teléfono. La abrió lentamente, apenas sin abrirla, y escuchó cantar a Aute “Fue en ese cine, ¿te acuerdas?, en una mañana al este del edén...James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé...”.

Se asomó y no había nadie.

Fue a buscarle. –Entra, te va a gustar.-dijo con ojos ilusionados. –No sé, huele demasiado a viejo. Y hace mucho frío. Vámonos de aquí. Seguro que hay casas mejores.

Suspiró y volvió a entrar. Había una nota en la mesa del teléfono: “La barca también está en venta”.

-¡Julia! Sal, anda, vayamos a otro sitio mejor.

-Entra, mira, también podríamos comprar la barca.

-Ninguno de los dos pesca.

-Podríamos intentarlo.

-No digas estupideces. Sal inmediatamente de esa casa.

Julia salió y cerró la puerta con cuidado. Suspiró. Seguro que a él le hubiera encantado.

Se apagó.

1 comentario:

  1. Me encanta...me encanta ME ENCANTA!

    y gracias por acordarte de mí, desde luego diste en el clavo!

    :D

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