Olía a cocina de carbón y a muebles viejos. Estaba situada en un humilde barrio de pescadores. El salitre impregnaba los rincones con solo abrir la ventana.
Dio un paso y abrió la puerta de la izquierda, al lado de unos percheros y una mesita para el teléfono. La abrió lentamente, apenas sin abrirla, y escuchó cantar a Aute “Fue en ese cine, ¿te acuerdas?, en una mañana al este del edén...James Dean tiraba piedras a una casa blanca, entonces te besé...”.
Se asomó y no había nadie.
Fue a buscarle. –Entra, te va a gustar.-dijo con ojos ilusionados. –No sé, huele demasiado a viejo. Y hace mucho frío. Vámonos de aquí. Seguro que hay casas mejores.
Suspiró y volvió a entrar. Había una nota en la mesa del teléfono: “La barca también está en venta”.
-¡Julia! Sal, anda, vayamos a otro sitio mejor.
-Entra, mira, también podríamos comprar la barca.
-Ninguno de los dos pesca.
-Podríamos intentarlo.
-No digas estupideces. Sal inmediatamente de esa casa.
Julia salió y cerró la puerta con cuidado. Suspiró. Seguro que a él le hubiera encantado.
Se apagó.
Me encanta...me encanta ME ENCANTA!
ResponderEliminary gracias por acordarte de mí, desde luego diste en el clavo!
:D